Los dueños de la sucursal local se encuentran entre los grupos de mayor riesgo de contraer coronavirus. Por eso tomaron la determinación de que el negocio permanezca cerrado este año.
La churrería “El Topo” ubicada en la peatonal 83, en nuestra ciudad, es sin dudas un sitio emblemático tanto para necochenses como para los turistas, ya que todos conocen la calidad de los productos y la trayectoria del lugar.
Este sábado se supo que luego 52 años ininterrumpidos de trabajo, el local no abriría sus puertas en esta temporada de verano 2020/2021.
El comunicado se dio a conocer a través de la cuenta oficial que tiene la empresa en Twitter: “Los dueños del local de Necochea decidieron no abrir por esta temporada 2020-21, después de 52 años ininterrumpidos”, comentaron. Y las reacciones de sorpresa y tristeza de la gente no se hicieron esperar.
https://diarionecochea.com/2020/11/27/reporte-coronavirus-48-nuevos-casos-y-93-recuperados/
Si bien en el anuncio oficial no se hizo referencia a los motivos por los cuales se tomó la decisión, Diario Necochea dialogó en exclusiva con la hija de los dueños quien aseguró que no abren dado que sus padres son personas mayores (80 y 81 años) y por lo tanto un grupo de riesgo ante el Covid.

Además, adelantó que tampoco se encontraran abiertas las sucursales de Bahía Blanca y Monte Hermoso.
Distintos desde el comienzo
Todo comenzó cuando Hugo y Cacho abrieron una churrería en el barrio porteño de Belgrano.
Los vecinos se quejaban del olor, así que decidieron cerrar ese local en Amenábar y Juramento y trasladarlo a la Costa Atlántica. Aún no existía la tradición de comer churros en la playa cuando cae el sol, y mucho menos los vendedores ambulantes del producto.
La tienda de Villa Gesell abrió en el verano de 1968 y un año después sumaron una segunda sucursal en Necochea. Posteriormente, abrieron 9 locales más en la costa y uno, este mismo año, en capital.
Para llamar la atención de los clientes la churrería El Topo sorprendió con el cartel de su vidriera: colocando la palabra «churros» al revés. La estrategia pretendía que el público los reconociera por su originalidad y luego por sus productos. Sin dudas lo lograron.