
Ocurrió el lunes en Quequén en el marco de la Sur Cup Internacional, cuando jugadores de Independiente de Neuquén se trenzaron con sus pares de Huracán de Necochea. Dos jugadores terminaron hospitalizados, ambos de 16 años de edad. Uno de ellos sufrió una conmoción cerebral.
Lo que tenía que ser un partido más se transformó en una guerra. Sucede que la semifinal del torneo amistoso Sur Cup Internacional, que cruzó a Independiente de Neuquén contra Huracán de Necochea siendo el primero el ganador del partido, terminó con dos jugadores en el Hospital Ferreyra, teniendo uno de ellos una conmoción cerebral. Según pudo saber Diario Necochea, la agresión se originó al finalizar el encuentro cuando el equipo neuquino festejaba el pase a la final.
Así fue como lo relató el delegado que viajó a Buenos Aires, Héctor Graboviezki, quien aseguró que durante los festejos logran tirar a un jugador de Independiente al suelo y allí fue cuando comenzó la brutal agresión que incluyó golpes de puño y patadas. Si bien se logró separar a los agresores para que la Cruz Roja atienda a los chicos de Independiente, ya era tarde: uno de los agredidos se sentó, avisó que le dolía la cabeza y luego se desvaneció. Posteriormente, se los trasladó al Hospital Ferreyra.

Según lo averiguado por Diario Necochea, algunos testigos afirmaron que nadie detuvo el conflicto, apuntando así a los organizadores del torneo a tal punto que Diego Hernán Feijoo, quien se encontraba en el lugar, indicó a este medio cual fue el de ellos accionar al momento del conflicto. “Hubo pasividad por parte del cuerpo técnico del equipo local y de los organizadores del torneo para contener a los agresores, sin mostrar ningún tipo de solidaridad para con los chicos, padres y técnicos del equipo de Neuquén”, aseguró.
Uno de los padres acompañantes, Pablo San Martín, quien es médico, afirmó: “Los chicos sufrieron un traumatismo craneoencefálico y cervical con conmoción cerebral. Fueron atendidos en el hospital, donde les realizaron los estudios correspondientes y permanecieron 24 horas en control. Afortunadamente ahora están todos bien. Pudieron volver a reencontrarse con sus familias, que es lo más importante”.
Por último, Pablo manifestó que los chicos no quieren hablar del tema. “Eso demuestra la violencia que sufrieron. Uno por ahí solo se queda con la violencia física y deja pasar lo psicológico, que a largo plazo es la que más termina impactando en una persona”, concluyó.