La mujer hallada muerta en Brasil era oriunda de Quequén y había denunciado a su familia por abuso sexual

Denunció abusos en Necochea y hace unos meses presentó una denuncia ante la Comisaría de la Mujer de Mar Del Plata, por abuso sexual intrafamiliar, violencia económica y de género por parte de sus padres. También había pedido una medida de restricción de acercamiento para ellos. La noticia de su muerte conmocionó a todo el mundo.

El 22 de febrero de este año, la Comisaría de la Mujer de Mar del Plata recibió una denuncia de Iara Reynoso, en la que acusaba a sus padres de maltrato, violencia laboral y de abuso sexual a su difunto abuelo, cuando era niña.

En su declaración, la mujer de 30 años encontrada muerta en Praia de Pipa, pidió medida cautelar de restricción de acercamiento a sus padres, a quienes le atribuyó violencia económica y de género.

La mujer denunció que desde los 12 años sus padres la obligaban a vender artículos en los semáforos, etc., y no le daban el dinero. “Él pasaba con el auto a buscar las ganancias por los semáforos que trabajábamos, recién a los 19 años blanquearon plata a nuestro nombre” indicó.

Además, dijo que llevaba un año sin contacto con su madre y finalizó su denuncia diciendo: “tengo miedo por mi vida”.

Por esta situación, Iara, quien nació en la localidad de Quequén el 12 de enero de 1992, realizó un extenso post en su cuenta de Facebook el 17 de julio del año pasado, al que tuvo acceso Diario Necochea, explicando que había decidido radicarse en otro país para “seguir recordando situaciones del pasado que había bloqueado para poder sanarlos”.

Mensaje de condolencia de Prensa Polo, una publicación dedicada al mundo del polo, actividad que realizaba Iara

“Pitu”, como le decían sus amigas, aseguró que durante sus 30 años sufrió abuso sexual por parte de su familia, como también violencia física, psicológica, laboral, de género y económica, por parte de sus padres.

Por estas razones, la víctima contó que había decidido cortar lazos con sus progenitores, a quienes les inició “acciones legales”.

Asimismo, en su posteo expresó que “Duele y duele muchísimo haber crecido en un ambiente con carencias de amor, respeto, libertad, empatía, compasión”; y continuó diciendo que ‘la familia buena y unida’ poder creer todo esto pero ni yo era consciente de la normalización de violencia con la que crecí, con las tantas mentiras y manipulaciones a lo largo de la vida. Hoy ya no tengo más relación con ellos, ni con la mayoría de mis hermanos/as, el contacto cero fue la única manera que tuve para empezar a sanar”.

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En ese sentido, añadió: “no deseo ni quiero tener ningún tipo de contacto con estas dos personas (sus padres), que se sepa que yo no me estoy escondiendo de absolutamente nada ni de nadie, que ya no tengo miedo ni vergüenza de expresarme, que por más que me sigan llegando sus excusas y mentiras ya no me responsabilizó de sus actos porque como adultos que somos debemos saber que cada acto tiene su consecuencia en esta vida”.

Declaración completa que realizó Iara por medio de su cuenta de Facebook:

“Después de dos años de haber decidido cortar lazos con mis progenitores y más de un año luego de haberles iniciado acciones legales; hoy me siento preparada para contarlo de forma pública y expresar mi realidad ante todo lo que vengo transitando.

No es fácil poner en palabras una vida de constantes violencias, injusticias, maltratos y de poco amor. Ya hace tres meses que vivo en otro país, vine a encontrarme, a seguir recordando situaciones del pasado que había bloqueado para poder sanarlos y decidir que es lo que realmente quiero para mi vida de ahora en adelante.

A lo largo de mis 30 años de edad viví toda clase de violencia que se pueda conocer, desde abuso sexual por parte de un familiar, como también violencia física, psicológica, laboral, económica y de género por parte de mis padres.

Desde que nací vivo en un contexto de incontables episodios violentos, hasta el día de hoy que incluso esa violencia sigue porque nacer, crecer y educarse en un ambiente de manipulación no es fácil de sobrellevar aún luego de haberme alejado.

Hace poco recordé con firmeza que fui abusada desde los 6 hasta los 11 años de edad, luego seguía sufriendo acoso por esta misma persona hasta la adolescencia donde pude defenderme por mis propios medios ya que mi madre (sabiendo lo que me ocurría) no hacia nada al respecto .

Desde los 12 años de edad en adelante, fui explotada, trabajé para mis padres en las calles, semáforos, oficinas, etc. Hasta qué decidí abrirme de ese entorno de ambición; más allá de la condición económica que atravesábamos hace 20 años atrás, era obligada a trabajar y luego darle lo recaudado a mi padre, caso contrario sufría violencia física y psicológica. Al cumplir 18 años trabajaba por un sueldo menor a lo que los hombres del negocio cobraban por menos horas laborales y menos exigencias; el contexto del trabajo siempre fue en negro y las mujeres que trabajamos en él éramos menospreciadas y explotadas (aun en la actualidad sigue sucediendo).

Al pasar la pandemia empecé terapia ya que mi cuerpo empezó a manifestar diferentes síntomas de los cuales me estaba enfermando y me di cuenta que ya no podía seguir en este círculo “familiar” ni tampoco laboral.

Las primeras palabras que le dije a mi psicóloga fueron: quiero salir corriendo!!! Ella muy amorosa me tranquilizo y a lo largo de estos dos años me ayudo a trabajar con las herramientas aprendidas en terapia para que al irme pudiera reclamar lo que me correspondía.

Actualmente me encuentro con abogados pidiendo ante la justicia lo que me corresponde económicamente por mis 16 años de trabajo en condiciones poco saludables; también presente una denuncia penal con restricción de acercamiento (contra mis progenitores) por mi abuso y por toda la violencia que viví; es muy difícil expresar lo que uno atraviesa cómo víctima de una persona agresiva con trastornos de personalidad narcisista como lo es mi padre, pero por lo menos hoy puedo ponerle palabras a lo que antes era un mar de dudas.

Duele y duele muchísimo haber crecido en un ambiente con carencias de amor, respeto, libertad, empatía, compasión; sé que no es fácil para aquellos que nos conocen como “la familia buena y unida” poder creer todo esto pero ni yo era consciente de la normalización de violencia con la que crecí, con las tantas mentiras y manipulaciones a lo largo de la vida. Hoy ya no tengo más relación con ellos, ni con la mayoría de mis hermanos/as, el contacto cero fue la única manera que tuve para empezar a sanar.

Desde mi decisión de alejarme hasta la actualidad he escuchado opiniones de conocidos y hasta incluso de familiares diciéndome que hacer o que no hacer, me cuestionaban que porque no los entendía o no los perdonaba, lo loco es que la mayoría no sabía ni un poquito de todo lo que pasaba puertas adentro; por esta razón hago hincapié en que dejemos de dar opiniones (sin ser pedidas) a las personas con respecto a situaciones que viven con sus familias y parejas, porque hay quienes están en peligro hasta en su propia casa y es muy difícil para una víctima abrirse a contar lo que está atravesando, ya sea por miedo o vergüenza.

Por eso hoy decido sacarme este peso de encima, de poder cortar con esta cadena de secretos familiares, dejar de repetir patrones familiares, de los pactos de silencio protegiendo a hombres violentos, terminar con los maltratos laborales, con tanta injusticia y con las mentiras al entorno.

Dejo expresado públicamente que no deseo ni quiero tener ningún tipo de contacto con estas dos personas, que se sepa que yo no me estoy escondiendo de absolutamente nada ni de nadie, que ya no tengo miedo ni vergüenza de expresarme, que por más que me sigan llegando sus excusas y mentiras ya no me responsabilizó de sus actos porque como adultos que somos debemos saber que cada acto tiene su consecuencia en esta vida.

Hoy hablo porque me lo debía a mi misma.

Lo hago porque contar la verdad, libera!

Lo hago por esa niña que nadie cuidó, para seguir sanando sus heridas y darle el amor que le falto, hoy me cuido yo!

También lo hago para quienes están atravesando situaciones complicadas en silencio, sepan que estoy a disposición de quién necesite ser escuchado/a o necesite de mi ayuda, no sé esta solo ni sola, esto pasa más de lo que se habla en las redes, o en la vida cotidiana, siempre se puede salir adelante, SIEMPRE!

Me gustaría agradecer de forma pública a quienes me escucharon y me cuidaron todo este tiempo. A mis amigos y ex parejas (que han vivido en carne propia conmigo varias situaciones de las que cuento), a esos desconocidos que hoy son parte de mi familia actual, a esos que hoy son incondicional y a quienes elijo para compartir mi vida (todos ellos y ellas saben quienes son). También quiero agradecer a mi psicóloga Cintia quien me brindo todo su conocimiento para ayudarme a salir de una vida bastante oscura, a ella mi más grande cariño.

Por ellos estoy donde estoy, por ellos sigo creyendo en la bondad y el amor de las personas; gracias por estar conmigo siempre, apoyándome y alentándome a seguir!

Y para quien se tomaron un ratito para leerme, también gracias!

Jamás nos conformemos con menos amor del que merecemos”